La presencia del ser humano en los alrededores de Tella puede ser remontada hasta la prehistoria mediante ciertos vestigios que han perdurado hasta la actualidad, entre los que destacan el yacimiento de Coro Trasito y el Dolmen de Tella.

El yacimiento de Coro Trasito se encuentra en un abrigo en la parte inferior de una pared de roca de orientación suroeste, una zona resguardada donde animales salvajes y hombres del neolítico, con sus primeros rebaños, pudieron guarecerse. La evidencia de la presencia humana se puede justificar a partir de los hallazgos de las campañas arqueológicas realizadas hasta el momento, que han descubierto huesos de animales domésticos, enterramientos, herramientas o polen de cereales cultivados. La geometría del abrigo se aproxima a un sector circular de setenta grados de amplitud y veinte metros de profundidad, con treinta metros de apertura hace el suroeste.

Los objetivos de la intervención fueron incorporar el yacimiento al itinerario cultural en torno al hombre prehistórico en Tella, preservarlo de la entrada de animales y facilitar las futuras labores de excavación científica.

El itinerario que se propuso consiste en un recorrido circular y cronológico. Se creó un camino desviándose desde el principal, adentrándose en una zona de bosque de boj, permitiendo explicar el paleolítico, la recolección y la estructura cambiante de los bosques en relación a la presencia del ser humano. La visita continúa con la arribada a un mirador desde el que se ven las fajas donde hipotéticamente se realizaba el cultivo, al tiempo que, teniendo cerca el flujo de agua que mana de la cueva de Coro Trasito, se explica cómo el agua posibilitó la agricultura y el asentamiento. Una vez explicadas las condiciones que permitieron el sedentarismo, se cruza el límite físico del recinto y se entra en el abrigo, donde en varias zonas de reparte el contenido relativo a las tecnologías, la vida cotidiana e incluso los usos que pudo tener el yacimiento en el siglo pasado.